jueves, 28 de julio de 2011

APOSTATA O APOSTOLICO

CONCLUSIÓN

Por Art Katz

Vivimos en un tiempo de separación, y lo que estamos viendo en la iglesia contemporánea son las primeras expresiones de lo que distinguirá a la iglesia apóstata de la iglesia apostólica. Es impresionante cómo el oponerse a lo relacionado con los fenómenos de avivamiento es ya un factor que separa a los creyentes en las iglesias. Si hay poderosos engaños actuando, esperamos con ahínco el día en que aquellos que han sido engañados puedan reconocerlo, y arrepentirse profundamente para que puedan ser restaurados hacia Dios, y en esa restauración, ser habilitados para permanecer de pie en los Últimos Días. En otras palabras, creo firmemente que el Señor va a obtener su valía de entre las cosas que están sucediendo presentemente en Su iglesia. Lo que estamos experimentando no es tanto el engaño en sí mismo, sino la consumación final y la consecuencia ser superfluos y suaves en la fe. Nuestros deseos infantiles han resultado finalmente en manifestaciones de señales y prodigios mentirosos, que han sido hechos posibles por lo que los ha precedido: La falta de fe disciplinada en un pueblo que ha sido motivado por las experiencias en lugar de la Palabra, y por pastores endebles que están demasiado amedrentados como para ofender, y por lo tanto hablan solamente mensajes bíblicos blandos y generales.  Nuestra condición presente es la sumatoria de un error del espíritu que ha tenido una larga historia, y ahora estamos precipitándonos hacia un día en donde lo reconoceremos patentemente.
No es por demás considerar nuestra condición presente como análoga a la crucifixión de Jesús por la nación judía. No fue el pecado en sí mismo, sino la consumación final y la declaración de una apostasía del pueblo judío ya de tiempo atrás que finalmente trascendió en ese crimen trágico. Decir que eso fue la cosa en sí misma, y no ser capaces de percibir que aquello fue precedido por una historia de apostasía, es un craso error. Estamos cosechando lo que estas últimas décadas de tendencia carismática casual e indiferencia sembraron. Esta falta de disciplina está ahora manifestándose en estos fenómenos que son de un tipo seriamente dudoso. Al correr a ciertos lugares, como si fuesen algún tipo de Meca, estamos actuando como si Dios pudiese ser encontrado solamente ahí, y esta es una propagación del mismo tipo de tendencia hacia el engaño inconsciente.En mi opinión, ya hemos llegado al punto de no regreso, a la luz del hecho de que tantos creyentes se han abierto y se han hecho susceptibles al tipo de cosas que están tomando lugar. Dios ciertamente desea que oremos por aquellos en esa condición lamentable. Tenemos a una generación entera que jamás ha conocido la santidad de Dios, pero que hablan de Dios demasiado a la ligera. ¿Pero qué Dios? Me pregunto incluso, si las personalidades centrales liderando el avivamiento han hecho pactos con alguien que no es Dios, y que ni siquiera lo sepan. En una mentalidad de “obtener ahora sin preocuparse del futuro”, ellos están recibiendo un poder para afectar cuerpos y vidas que piensan que viene de Dios. En respuesta a su clamor porque algo suceda, estas almas realmente piensanque realmente están comunicándose con Dios y que son un canal para Él. Necesitamos que se nos recuerde continuamente acerca de los engaños en los Últimos Días, de todas las cosas falsas y engañosas: “Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.  Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:13-15).
Necesitamos alcanzar la sobriedad a través de declaraciones de este tipo. Las artimañas y astucia de Satanás son sobrenaturales. Las más poderosas de ellas no son las que apelan a nuestra carnalidad, sino que apelan a la esfera espiritual, ¿pero espiritualidad de qué tipo? Aún si lo que hemos estado observando en años recientes no son las señales y prodigios mentirosos de los que hemos sido advertidos como característicos de los Últimos Días, ¿entonces cuándo aparecerán, y cómo serán sustancialmente diferentes en forma y apariencia a las señales y maravillas que estamos viendo presentemente?  ¿Cómo ejercitaremos el discernimiento si somos incapaces de hacerlo ahora?  Van a haber señales, maravillas, milagros, demostraciones de poder acompañadas por aparentes beneficios grandiosos para los recipiendarios.  Pero serán señales y maravillas falsas o mentirosas, y si nuestra preocupación es solamente el beneficio de ellas, y no tanto su origen, no seremos capaces de discernir uno de lo otro.
ORACIÓN:
“Señor, apelamos a Ti en Tu gran misericordia. Ven, mi Dios, y sopla un sentir de Ti Mismo sobre congregaciones que jamás te han conocido como debiesen.  En nuestra distraída superficialidad, nos hemos hecho candidatos para se engañados de muchas maneras. Nos falta un espíritu quebrantado. No somos acongojados o afectados por lo que está sucediendo.  Celebramos las cosas que están en contradicción con Tu santidad y decimos que vienen de Ti.
Señor, estamos en un estado que da lástima, y si estos no son los engaños de los Últimos Días, de los cuales Tu nos has advertido, ¿cómo podremos ser guardados de lo que ha de venir?  Señor, estoy apelando a Tu misericordia.  ¿Quién es el más susceptible de ser engañado sino aquél que piensa que su espiritualidad es tan segura que no puede ser engañado?
Señor, te rogamos que traigas Tu humildad y quebrantamiento a la Iglesia para salvarla de estas cosas terribles. Miramos a Ti, Señor, y sabemos que Tú tendrás una Iglesia que será una gloria a tu nombre para siempre, que Israel será restaurado a través a través de la mediación de Tu Iglesia, a través de su misericordia y de su testimonio. Concédenos nuevas fuerzas para seguir adelante y para ser lo que debemos ser a Tus ojos, y para con Tu pueblo, al tiempo que en estos Últimos Días se cumplan más y más las cosas de las cuales nos has prevenido.  Alzamos nuestra mirada hacia Ti y te damos gracias por la preciosa provisión de Tu Palabra, Tu Espíritu y por la Iglesia misma en su configuración como un cuerpo de creyentes que pueden hablar la verdad en amor, que pueden exhortar y animarse mutuamente todos los días, hablando los unos a los otros como debemos, y recibir de cada quien aquello que solamente puede venir a través de Tu Iglesia, la gran provisión santificadora que nos has concedido para salvarnos, de tal forma que no tengamos que comparecer delante de Ti con vergüenza en el día de Tu advenimiento, sino con gozo al escuchar las preciosas palabras, “Bien hecho, buen siervo y fiel.”  En Tu Santo Nombre lo pedimos.  Amén.”

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