Por: David Wilkerson
“Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes. Entonces le llamó y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo” (Lc. 16:1-2). Jesús habló de cierto hombre rico que oyó un reporte de que uno de sus mayordomos estaba malgastando sus posesiones. Así que lo llamó a que le diera cuentas, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Entrega cuenta de tu mayordomía, porque ya no serás mayordomo”.
Esta parábola es muy importante para el cuerpo de Cristo ahora. Es la trágica historia de un siervo de Dios que pierde su poder y unción y termina ofreciendo un evangelio rebajado y barato. El hombre rico de esta parábola es Cristo mismo en quien moran todas las riquezas de gloria. El mayordomo que está siendo despojado de la autoridad es cualquiera a quien le ha sido confiada la Palabra de Dios, pero que ha sido hallado culpable de desperdiciar los recursos de su Señor. Este mayordomo era culpable de malgastar las posesiones de su señor, una acusación que se podría hacer en nuestros días en contra de multitud de ministros, de obreros cristianos y de ovejas. ¡Qué desperdicio vemos en el reino de Dios hoy en día!
“Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes. Entonces le llamó y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo” (Lc. 16:1-2). Jesús habló de cierto hombre rico que oyó un reporte de que uno de sus mayordomos estaba malgastando sus posesiones. Así que lo llamó a que le diera cuentas, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Entrega cuenta de tu mayordomía, porque ya no serás mayordomo”.
Esta parábola es muy importante para el cuerpo de Cristo ahora. Es la trágica historia de un siervo de Dios que pierde su poder y unción y termina ofreciendo un evangelio rebajado y barato. El hombre rico de esta parábola es Cristo mismo en quien moran todas las riquezas de gloria. El mayordomo que está siendo despojado de la autoridad es cualquiera a quien le ha sido confiada la Palabra de Dios, pero que ha sido hallado culpable de desperdiciar los recursos de su Señor. Este mayordomo era culpable de malgastar las posesiones de su señor, una acusación que se podría hacer en nuestros días en contra de multitud de ministros, de obreros cristianos y de ovejas. ¡Qué desperdicio vemos en el reino de Dios hoy en día!